El cerebro requiere de grandes cantidades de energía para su actividad. Esta energía la obtiene a partir del consumo de glucosa y oxigeno.La glucosa presente en la sangre no siempre es constante. Hay una concentración máxima de glucosa poco después de la ingesta de alimentos. Ésta se reduce progresivamente en la medida que es consumida por los tejidos. Niveles bajos de glucosa producen trastornos en la función cerebral: perdida en la capacidad de concentración, reducción en la velocidad de respuesta frente a estímulos, agresividad, trastornos de conciencia e incluso el daño cerebral irreversible.
En lo relacionado a cerebro y ley, un estudio reciente trato de establecer la relación entre descanso, ingesta de alimento y toma de decisiones judiciales. Ver más…