La memoria y su importancia

La memoria y su importancia a la medida es tema de uno de los cuentos del escritor argentino Jorge Luis Borges. En un fragmento relata:

«Diecinueve años había vivido como quien sueña: miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de todo, de casi todo. Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. Poco después averiguó que estaba tullido. El hecho apenas le interesó. Razonó (sintió) que la inmovilidad era un precio mínimo. Ahora su percepción y su memoria eran infalibles.  …Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos. » Funes el Memorioso. Ficciones. Jorge Luis Borges.

En el cuento Funes el memorioso, el escritor argentino Jorge Luis Borges nos relata la historia de un hombre, Ireneo Funes, quien luego de un accidente presenta la capacidad asombrosa de retener cada recuerdo de su vida, pero sin la posibilidad de abstraer. También menciona que Funes sufre de insomnio.

memoria

 

 

La memoria en exceso no es buena

Se plantea acá un concepto relativamente nuevo en neurociencias y soportado con estudios experimentales: la importancia del sueño como filtro de recuerdos y mecanismo para consolidar la memoria, almacenar eventos importantes y eliminar los que no lo son. En el mundo real se han descrito casos clínicos similares; este tipo de casos se enmarcan en el diagnostico de memoria autobiográfica superior o hipertimesia.

Con frecuencia escuchamos comentarios de personas que se catalogan de «muy buenos»  para analizar pero con pésima memoria. En pedagogía se condena, en muchas ocasiones a la ligera y sin mayor discusión, la enseñanza memorística. Este último mensaje se transmite a los alumnos que en muchas ocasiones se niegan a realizar ejercicios memorísticos en el proceso de aprendizaje y que además lo cuestionan y lo tachan de ejercicio inútil.

Memoria y aprendizaje memorístico no son lo mismo

Catalogar a alguien de «bueno»  en análisis y malo en memoria es poco creíble y condenar a la enseñanza memorística es cuestionable teniendo en cuenta que para analizar se requiere tener interiorizados conceptos, lo que dependen básicamente de la capacidad de acumular datos, es decir de la memoria. Me surgen entonces algunas preguntas: Que tan relevante es la memoria?. Es o no importante en educación?. Cómo estimularla?.

Que tan importante es la memoria en la  educación?. El análisis de un problema matemático implica la capacidad de interpretar símbolos que previamente han sido grabados y a los cuales se enlaza un significado. El análisis de una obra literaria implica no solo grabar el alfabeto, las palabras y su significado sino de conceptos y giros lingüísticos que requieren memoria: cual es la diferencia entre metáfora, hipérbole y símil; puedo analizar esto?.

De igual forma el análisis de obras de arte, la solución de problemas de ingeniería, el diagnostico de una enfermedad, la defensa legal en un sistema judicial en principio actividades analíticas tiene como base el acúmulo de información es decir de memoria. Extendiéndolo a la sociedad podría esta desarrollarse sin el acúmulo de información? La respuesta es no, requerimos de memoria (tenemos memoria cultural, histórica, etc); por esa razón se han ideado formas de grabar y almacenar el conocimiento: alfabeto, papiro, libros, bibliotecas, discos duros, bases de datos. De lo contrario tendríamos que empezar cada día de cero.

Como estimular la memoria?. El proceso de memoria es un proceso costoso desde el punta de vista energético; en el caso de la neurona es necesario aplicarle un estimulo grande y frecuente para inducir cambios moleculares que garantizan almacenar la información; para el caso del individuo, este tiene que gastar años, sometido a estímulos adecuados, regulares (estudio) para acumular la información que le permita dar respuesta frente a un estimulo. Un sistema educativo donde no se considere estos aspectos memoria y aprendizaje, puede estar fallando.

Y estos procesos requieren trabajo constante, disciplina; trabajo que transforma estructuras nerviosas y procesos neurológicos. Son claves aquí un sistema educativo que presente estímulos adecuados, estudiantes con una nutrición adecuado, periodos de descanso y sueños adecuados, actividad física regular y en general una vida saludable. Si las actividades académicas se flexibilizan para reducir la exigencia en especial en educación básica, se está atentando contra el desarrollo de un sistema nervioso robusto, ya que son los estímulos en edades tempranas los que definen este desarrollo.

A veces consciente o inconscientemente en el sistema educativo, y en general en la sociedad, se envía mensajes ambiguos a docentes y alumnos y hacen ver la educación, el aprendizaje, la formación de individuos mas como un castigo que como una actividad lúdica de formación de futuros ciudadanos y profesionales responsables y comprometidos. Estamos en una sociedad de derechos y hemos olvidado que en la sociedad también hay deberes.

En la escuela, al ser esta una representación de la sociedad, se refleja esta coyuntura. Más derechos, menos deberes. La ley del menor esfuerzo y la búsqueda rápida de resultados. El fin justifica los medios; copias y trampas en exámenes, plagio; poca lectura e investigación en trabajos académicos. Para lograr resultados positivos en educación se debe privilegiar procesos como memoria y aprendizaje, procesos que se entienden cada vez mejor desde el punto de vista neurobiológico.

Haciendo un paralelo entre el sistema nervioso y la sociedad podríamos decir que la neurona es el estudiante el estimulo lo recibe el estudiante del docente sea este real o virtual. La neurona debe estar en óptimas condiciones y ser receptiva. Y el estimulo debe ser el adecuado. Pero con frecuencia esto no se da.

El estudiante trata de reducir esfuerzos, en casos extremos ejerce su derecho al veto: la metodología de este profesor no es la mejor, no tiene pedagogía, como si alguien a los 15 o 20 años tuviera experiencia docente para cuestionar. Sin embargo puede existir cierta razón, pero en el sentido contrario. Me explico en muchas instituciones se privilegia más la habilidad pedagógica, que la habilidad cognitiva del docente.

En muchas instituciones se exige posgrados en pedagogía o en educación y se da mucho más valor a este tipo de capacitación, que a una formación de posgrado en áreas especificas del conocimiento profesional. Como pedir que un docente de física, matemática, química, biología enseñe a pensar, investigar, aplicar la teoría si el conocimiento que transmite proviene del obtenido en el pregrado y en los libros de textos?.

No sería recomendable estimular estudios de posgrado (maestrías, doctorados) en el campo especifico de modo que pueda transmitir no solo el conocimiento básico, sino además la aplicabilidad?. Y que acerca de la práctica profesional del docente?. En muchos casos profesionales recién egresados se dedican a la docencia universitaria sin previa experiencia profesional.

Si esto no se hace el resultado final: docencia con excelentes estrategias pedagógicas pero con una mínima profundidad en el nivel de conocimiento del área en cuestión y mínima relación con la realidad: es decir se tendrán estudiantes que repiten textos clásicos, atrasados en información en 8 o 10 años. Así, la educación no dará los resultados esperados, la información se acumulará lo necesario para superar un semestre. No más allá. Mínima capacidad de aplicación práctica del conocimiento por parte de los futuros profesionales. Son estos profesionales los que la sociedad espera?.

Estarán esta y las futuras generaciones, constituida por profesionales idóneos con sólidos conocimientos y preparados para afrontar retos, plantear innovación o por el contrario, serán solo un ejército de técnicos expertos en repetir procesos y seguir instrucciones?. Esto depende de la calidad de la educación impartida que incluya formación de nivel, con docentes en permanente actualización, altamente motivados y con grandes capacidades de liderazgos y de ser modelos a seguir.

Una reciente investigación en el área concluye que «la calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes»(estudio McKinsey & Company, publicado por la OEI, documento PREAL). En resumen la calidad de un sistema educativo depende de brindar instrucción excelente desde la infancia, por parte de los docentes más aptos, que deben tener capacitación y actualización constante. En todo este proceso (formación de docentes y alumnos) la memoria es fundamental. El exceso de memoria es nocivo, pero su ausencia también.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *