La familia es la base de la sociedad. La estabilidad social depende de que no existan confrontaciones, ni fragmentaciones. Las relaciones de pareja se establecen mediante un acuerdo donde la monogamia es fundamental. La ruptura de este acuerdo tácito implica no solo la ruptura de la sociedad conyugal, también puede considerarse como delito. En las sociedades donde la infidelidad y la poligamia son un delito, la infidelidad se considera como un acto consciente y voluntario. El individuo elige la infidelidad como conducta. Al ir en contra de la norma y la conducta social debe ser penalizada.
Sin embargo algunas investigaciones cuestionan este libre albedrío. Se plantea la posibilidad de que la monogamia y la poligamia estén determinados por los genes y la expresión de ciertos neurotransmisores en áreas específicas del cerebro.