Las parafilias son trastornos psiquiátricos que se asocian con múltiples patologías cerebrales. Dentro de las causas de estas patologías se incluyen cuadros tan diversos como las encefalitis, encefalopatía anóxica, epilepsia, meningiomas, gliomas, malformaciones arteriovenosas, esclerosis múltiples difusas, entre otras.
Parafilias y tumores cerebrales
Uno de los casos reportados más famosos en la literatura científica médica y que dio origen a reflexiones y cuestionamiento relacionados con el concepto de libre albedrio, moralidad y culpabilidad fue reportado en 2003. Se trataba de un hombre de 40 años, maestro de escuela, sin trastornos sexuales previos, quien empezó a mostrar interés por pornografía, especialmente por pornografía infantil.
Fue acusado por acoso sexual de menores. Inicialmente se le realizó un tratamiento farmacológico con progestágenos buscando atenuar las ideaciones sexuales sin lograrse mejoría, por lo que se decide llevar a juicio. El día antes del juicio este prisionero manifestó un dolor de cabeza severo, por lo que fue llevado al hospital. Una resonancia cerebral mostró un hemangiopericitoma en la región orbitofrontal. El tumor fue removido y los síntomas parafilicos (pedofilicos) se controlaron.
El prisionero fue liberado y su condición fue normal hasta un año después cuando empezó nuevamente a mostrar interés en pornografía infantil. Una nueva resonancia mostró que el tumor había aparecido nuevamente. Nuevamente fue operado y de nuevo los síntomas cedieron.
Pero este no es el único caso, también han sido reportados casos de pacientes de la tercera edad en quienes aparece este tipo de trastorno.
Dos casos de pacientes de 60 y 67 años mostraron individuos con discretas alteraciones neurológicas, principalmente deterioro de la memoria, al cual se sumó el comportamiento pedofilico.
Imágenes de tomografía por emisión de positrones mostraron en un caso disminución del metabolismo cerebral en el lóbulo temporal derecho, en el otro caso se observó esclerosis hipocampal derecha. Este reporte coincidió con otro estudio anatómico realizados en pacientes con síntomas de pedofilia.
En este estudio exámenes de resonancia mostraron una reducción en el volumen de la sustancia blanca en especial en la zona que determina conexiones entre áreas corticales: el fascículo fronto-occipital superior y el fascículo arcuato. No se observaron alteraciones de la substancia gris. Este trabajo sugiere que la desconexión entre áreas occipitales, temporales y lóbulo frontal (encargado del control de emociones) podría explicar la desinhibición sexual en estos individuos.
De igual forma han sido numerosos los casos de pacientes con epilepsia del lóbulo temporal que muestran síntomas de hipersexualidad y oralidad post-lobectomía, entre otros síntomas, cuadro que se ha denominado síndrome de Kluber y Busy.
Como cosa curiosa el lóbulo temporal y una de las afecciones más comunes la epilepsia, también se ha asociado con manifestaciones de religiosidad y alucinaciones místicas. Existirá alguna relación entre la religiosidad y la alteración de la conducta sexual de sacerdotes católicos (pedofilia) denunciada en los últimos años?.
Los recientes hallazgos en neurociencias podrían responder a esta pregunta. Las evidencias aquí presentadas no pretenden cuestionar fallos jurídicos del pasado, si fueron o no correctos, finalmente la sociedad en conjunto toma decisiones de acuerdo al conocimiento de cada momento histórico. Se pretende sugerir tomar en consideración la parte biológica y no solamente la social al emitir un juicio.
La ley se debe aplicar de acuerdo a la magnitud del crimen y en el caso de la pedofilia se debe aplicar con rigor, pero se debe dar oportunidades al individuo y buscar también su rehabilitación. El escarnio público al que es sometido él y su familia, probablemente los llevará al ostracismo o aislamiento social, que finalmente puede ser equivalente a una pena capital, sin aplicar la pena de muerte, en un caso donde deberían considerarse lo orgánico como un factor atenuante.
El extremismo y el sensacionalismo al juzgar a estas personas en muchas ocasiones buscan aumentar audiencias (en el caso de los medios de comunicación) o capital político (en el caso de magistrados, políticos y funcionarios públicos), lo que en últimas puede distorsionar el concepto de justicia.