La apreciación artística y el placer de pintar

Una cosa es el acto de pintar  y otra es la apreciación artistica. No todos podemos pintar, pero todos en mayor o menor medida disfrutamos del arte. Tal vez el placer que generan sonidos, colores y formas es lo que indujo a los primeros humanos a plasmar imágenes en cuevas y cavernas. También a crear instrumentos sonoros.

Existen teorías que tratan de explicar la conexión entre arte y supervivencia. Se plantea que el arte y el juego exponen al individuo a situaciones hipotéticas y lo prepara para la supervivencia (lucha, huida, reproducción).

Existen hipótesis que asocian estímulos visuales y auditivos con emociones, reproducción  y conservación de la especie.  En estas teorías se plantea que la reproducción como medio para conservar la especie fue el factor detonante para que se llevaran a cabo cambios cerebrales. Una interacción entre sentidos, circuitos de placer y centros de control vegetativo y de reproducción. Así, el individuo solo se reproduce si el proceso implica una recompensa (placer). Pero esa reproducción debe realizarse con individuos sanos y con una adecuada carga genética. Esto garantiza la supervivencia de la especie.

La elección de pareja entonces se realiza buscando atributos que indiquen salud, fortaleza y una adecuada carga genética. Esos rasgos de salud y fertilidad pueden  reflejarse en las formas anatómicas, el color, el olor, el despliegue de fuerza física y la producción de ciertos sonidos. Las formas anatómicas son claves en ritos de cortejo y apareamiento en muchas especies animales. La forma de colas, crestas, diámetro torácico, abdominal, pélvico atraen. De igual forma el color es clave en aves, peces y mamíferos.

Por supuesto el despliegue de fuerza física en muchas especies garantiza reproducción, obtención de alimento y liderazgo. La producción de sonidos es clave para garantizar la supervivencia. Los cantos indican periodo de fertilidad. Las crías emplean el canto para llamar atención de sus padres ante un peligro.

Todo esto, aunque evolucionado, sigue evidente en la especie humana. Buscamos la perfección anatómica bien sea en forma natural o artificial, lo cual genera atracción. Se acentúan los colores, a través del maquillaje. Se acentúan los olores a través de los perfumes y colonias. Esto ha generado un mercado y una industria de cosmetología pujante. La fuerza física se expresa a diario en riñas, conflictos o en los deportes. Los sonidos que estimulan y despiertan emociones se recrean en la música. Esto también ha generado una industria musical multimillonaria.

Cuando se está frente a uno de estos atributos (que reflejan salud y fertilidad) se activan diferentes áreas: visual, olfatoria, auditiva. Pero además se activa el sistema límbico el cual genera sensación de placer en el individuo. Esto con la liberación de neurotransmisores y hormonas (dopamina, norepinefrina, oxitocina) que fomentan acercamiento y contacto con la pareja.

Apreciación artística y el arte de pintar

Con el arte rupestre, probablemente los seres humanos primitivos buscaron reproducir atractivos. Atractivos que representaban garantía de supervivencia (alimento, animales). Otros representaban fertilidad, pero que además producían placer. Con esto surgen conceptosapreciación artística abstractos como el concepto de belleza.

Pero este concepto de belleza no es estático y ha variado a lo largo de la historia. En el caso de la belleza femenina, por ejemplo, el ideal de belleza femenina durante el renacimiento fue distinto al del ideal de belleza durante la ilustración o el romanticismo o en la época actual. En cada época han predominado biotipos que algunos autores asocian a patologías comunes en cada periodo. Hipotiroidismo durante renacimiento, tuberculosis durante el romanticismo, bulimia y anorexia en la época actual.

Todas estas teorías que plantean conexiones entre áreas de procesamiento sensorial (visión, tacto, oído, olfato) y áreas de recompensa (sistema limbico, corteza del cíngulo, corteza prefrontal) han sido poco a poco confirmadas. Algunos neurocientíficos emplean neuroimagenes para estudiar la respuesta cerebral de un individuo cuando observa un cuadro. Al mostrar imágenes figurativas por ejemplo se observa activación de la corteza del cíngulo, la corteza orbito-frontal y la corteza parietal izquierda.

Cuando se presentan pinturas abstractas se activan las mismas estructuras pero además y en forma acentuada la corteza prefrontal dorsolateral. En esta zona probablemente se realiza actividades relacionadas con interpretación y juicio estético. Zonas antiguas relacionadas con visión, olor y placer se han conectado con áreas de asociación más compleja ubicadas en corteza frontal. Esto último implicaría que el cerebro ha creado nuevos circuitos e incorporado nuevas estructuras en la tarea de la apreciación artísticas. Esto refleja la inmensa posibilidad de plasticidad del cerebro frente a los cambiantes estímulos externos.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *