El olvido es esencial para vivir. La memoria es un elemento fundamental para el aprendizaje muchos de los estudios en neurociencias están enfocados en esta área, sin embargo paralelo a esto pero no menos importante esta el fenómeno del olvido.
Olvidar implica eliminar toda aquella información que no es útil para aprender adecuadamente. En cierta forma es un proceso normal y necesario. Si no reforzamos o repetimos la información que nos interesa, se pierde. Se plantea que el sueño, además de permitir nuestra recuperación fisiológica corporal, permite consolidar la memoria, es decir reforzar toda aquella información relevante y filtrarla de información que no lo es.
El olvido es diferente de la amnesia
Algunos investigadores afirman que el olvido es necesario para vivir el presente, dejando de lado el pasado. Sin embargo cuando en el aprendizaje eliminamos toda la información se presenta un proceso anormal que en términos generales se denomina amnesia, la cual puede tener diferentes causas: traumas físicos y sicológicos, farmacológicos, toxicológicos y los relacionados con enfermedades neurológicas de diverso orden en las que se incluyen las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
El olvido y sus tipos
Algunas clasificaciones clasifican el olvido como: Olvido normal presente en el aprendizaje inferente; se plantea que cuando una información se obtiene, obstaculiza o interfiere con información ya retenida. Así, nueva información va reemplazando información antigua. En forma anormal se presenta el olvido traumático (amnesia), olvido psicológico (que puede inducirse por hipnosis) y el olvido funcional o fisiológico (alteración en el desarrollo neurológico normal). De la amnesia se habla de amnesia temporal o permanente según si se puede recuperar la información o no. Amnesia anterograda o retrograda según si la perdida de información es posterior o anterior al evento desencadenante.
Desde el punto de vista celular y molecular se ha logrado establecer el papel de algunos neurotransmisores en la memoria y el olvido; uno de esos neurotransmisores es la acetilcolina que estimularía la memoria y reduciría el olvido y otro es el GABA, cuyo papel sería opuesto, bloquear la memoria, aumentando el olvido. Los medicamentos que bloquean la acción de la acetilcolina producen amnesia, mientras que fármacos como las benzodiacepinas, los cuales simulan la acción del neurotransmisor GABA, producen amnesia. La reducción en el número de neuronas colinérgicas en el lóbulo frontal explicaría la amnesia progresiva e irreversible en pacientes con enfermedad de Alzheimer.
De otro lado y como algo anecdótico se relata como en los años sesenta – setentas, época en que estuvo de moda el uso de sicotrópicos, los estudiantes que empleaban anfetaminas para mantenerse activos y estudiar largas jornadas antes de una evaluación, tenían poca capacidad para retener la información que habían asimilado mientras estaban bajo el efecto del fármaco. El resultado era con frecuencia el fracaso total en las pruebas académicas.
Estas sustancias, las anfetaminas, son estimulantes del sistema adrenérgico, el cual es el sistema de alerta del organismo y actúa a través de otro neurotransmisor importante la noradrenalina. Gracias a este sistema sobrevivimos frente al peligro, pues nos prepara para la lucha o para huir. Es el neurotransmisor del estrés. Todos hemos escuchado de personas que han estado ante un peligro mortal (accidente de tránsito, incendios, riñas, etc.) que después no recuerdan, o recuerdan muy poco, acerca del incidente.
Sobre este sistema adrenérgico actúan no solamente las anfetaminas, también actúa la cocaína. Ambos medicamentos anfetaminas y cocaína producen no solo problemas de aprendizaje, también conducen a la adicción, lo cual es en realidad el problema más serio que estas dos substancias pueden provocar.
Memoria y olvido son dos procesos constantes y necesarios en el proceso de aprendizaje. En este caso los extremos también pueden ser nocivos, en el caso del olvido implicaría que solo podríamos vivir en un eterno presente desconectados del pasado y sin posibilidad de proyectarnos hacia el futuro.